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“Hace algunas décadas, el proceso de formación estaba centrado fundamentalmente en la enseñanza. Por este motivo, eran altamente valorados los conocimientos que el profesor podía transmitir a sus estudiantes y las formas de hacerlo y preocupación central en relación con sus intervenciones docentes era la de estructurar las formas en que él podía exponer y presentar los contenidos a los estudiantes. Por su parte, los estudiantes asumían una actitud más pasiva hacia su aprendizaje, en tanto su tarea era la de recordar lo que el docente transmitía y gran parte de la responsabilidad era relegada al profesor. Las estrategias más usadas en el marco de este modelo eran las relacionadas con la clase magistral y la evaluación a través de ejercicios de memoria.”(1) (Innova cesal, 2011, p. 19.)
“Sin duda, los cambios que han traído el proceso de globalización y el desarrollo veloz de la tecnología han puesto en un panorama muy distinto la valoración del conocimiento y el manejo de la información. Los dispositivos digitales de almacenamiento de grandes cantidades de información desplazan la atención de la memoria humana hacia una habilidad mucho más compleja para buscar, seleccionar, discriminar, comprender, categorizar, utilizar y transformar la información.
Así, el conocimiento adquiere mucho más valoración, pero sólo en la medida que se convierte en un potencial para transformar la realidad y para resolver problemas complejos en un mundo mucho más interconectado. Así, empieza a nacer la necesidad de aprender formas de pensar que sean más acordes a los nuevos problemas a los que el ser humano se debe enfrentar (Ranson, Martin, Nixon, & McKeown, 1996).
Además, la formación no se limita a una formación inicial, ni confinada únicamente en las instituciones educativas, sino que se valora el aprendizaje a lo largo de la vida. Por esta razón, en las sociedades del conocimiento adquiere mayor relevancia aprender a aprender. Dada la constante renovación de conocimientos y la complejidad de las realidades actuales, la innovación también adquiere un papel preponderante. La multiplicidad de ambientes y de posibilidades de aprendizaje (incluido el aprendizaje electrónico) favorece la superación de las distancias geográficas y una mayor autonomía en la gestión del aprendizaje (UNESCO, 2005).”(2) (Innova cesal, 2011, p. 20.)
Estos cambios imponen retos a la educación y a sus metodologías. Ya no es central la enseñanza, sino el aprendizaje, que se puede hacer en muchos espacios y de diferentes formas; esto quiere decir que los tiempos para el aprendizaje no se limitan a la clase en el aula sino que incluyen muchos otros espacios: aprendizaje fuera del aula y auto-aprendizaje. También, cambian los procesos cognitivos que se privilegian en el aprendizaje y su impacto en las llamadas sociedades del conocimiento. Dentro de los procesos de aprendizaje se incluyen ahora: conocimientos, conceptos, habilidades, competencias y actitudes. Además, se involucra la relación entre el conocimiento y su comprensión. En este nivel, la comprensión permite establecer conexiones entre eventos y cosas, poder explicar estas relaciones y hacer predicciones sobre panoramas futuros (Ranson, Martin, Nixon, & McKeown, 1996).
El aprendizaje para la comprensión implica “la capacidad de usar conocimientos, conceptos y habilidades en curso para iluminar nuevos problemas o temas no previstos”, que se da dentro de las disciplinas, pero también más allá de ellas: en lo multi e interdisciplinar (Gardner & Boix-Mansilla, 1994).”(3) (Innova cesal, 2011, p. 20.)
Propuesta de Trabajo individual.
Integrante del Grupo 26
Curso E-mediador en EVA
UNAD
NOVIEMBRE 2015